Estábamos de nuevo en la orilla mirándonos, intentado encontrar significado a todo aquello que habíamos vivido. Quizás perdiendo el tiempo o tal vez aprovechándolo. Pero estábamos ahí uno enfrente del otro. ¿Qué podía decir que ya no te hubiese dicho? Quizás ya no servían las palabras. Solo quedaba tu mirada y la mía. Tu sonrisa y la mía. Entonces te acercaste hacía mi y antes de que me hubiese dado cuenta ya me habías besado. Fue cuando oí muy cerca de mí esas palabras que antes faltaban y ahora salían de tu boca como si hubiesen esperado el momento perfecto para salir; Lo mejor de mí eres tú.