¿Es de noche cuando todo el universo (incluido el que tenemos metido en nuestra cabeza), se alía para poner en funcionamiento todos los recuerdos, reproches, compañías, sueños (algunos baratos) y anhelos? ¿O es cosa mía?
Por las noches me convierto en algo que definiría en dos palabras "pereza y desvelo". Quizás pereza de vivir, de soñar, de dormir, de entender a los demás (y a mi misma) y desvelo de no poder cerrar los ojos, quizás porque los pensamientos me lo impiden o porque por la ventana no entra una mísera brisa y hace un calor monumental.
Las noches no invitan a soñar si la luna o las estrellas no quieren. Las noches obligan a pensar, a tener que estar en vela si no tienes una sonrisa que te llevas a la cama con un 'buenas noches' que puedan robarte. Es inútil luchar contra un insomnio no deseado, tan sólo se va cuando los consentidos y mimados pensamientos de tu cabeza les da la gana de dejar de dar la tabarrra y dejan que los párpados bajen lentamente, dando el paso a ese sueño que cuando despiertes muy probablemente no recordarás.
Esta noche hay una sola cosa que ha entrado por la vente y a la que llamo inspiración nocturna. Pero deja mucho que desear esta improvisada inspiración que sólo deja que fluya la tinta verde de este bolígrafo.
En mi cabeza tengo las palabras agobio, decepción, espera, odio, amor, conveniencia, raro, enfado, "no", "si", "no sé", autoestima (alta-baja), momentos, nostalgia, sentimientos (estar feliz, asqueada, molesta, risueña, cosmopolita..) y tropecientas más que se entrelazan y se confunden..tantas palabras como personas..Y yo, que tengo este caos en la cabeza tan sólo quiero gritar una palabra y encontrar
SERENIDAD!!!
No busco la felicidad, ni mucho menos, busco una serenidad que me aporte un viaje, una sonrisa, una mirada cómplice, una fotografía (o quizás más de mil), un "te quiero" sincero, una acción con cariño (del de verdad), un paisaje, una mano amiga, un compañero de viaje que me acompañe en mis 'idas y venidas', quizás hasta un pequeño reproche (eso sí, cariñoso!!), una melodía, una canción, una voz, olores, un compañero leal como es mi saxofón, una luz 'familiar' que me guíe en las pocas y acertadas (no importa que alguna no lo sea) decisiones que tome, una constancia a medias...Una serenidad que engloba muchísimas cosas (por suerte ninguna o casi ninguna material) pero son cosas pequeñas, que no cuestan dinero (al menos no una millonada)
A mí esta noche sólo me apetece encontrar esa serenidad (con un poco de locura).
Una serenidad parecida a la que hallo al cerrar los ojos en la orilla de la playa y sólo ogio el rumor de las olas y los versos de un viejo (pero siempre en la memoria) y despistado poeta.
lunes, 28 de julio de 2014
miércoles, 7 de mayo de 2014
'Eres la métrica enigmática que envuelve mi ser y lo salva, eres música.'
A veces cuando estoy triste (o alegre también, aunque más veces triste) cojo mi saxofón y lo abrazo. Parece estúpido pero a pesar de que me trasmita frío y nostalgia también de alguna forma me arropa. Y como dice Nach en una de sus canciones la música es el idioma en el que los dioses hablan y a la que acudo cuando otros me fallan. Con ese 'otros' me refiero mayormente a mí. Yo, que no paro de fallarme y fallar, de ser bipolar y de no tener claro lo que necesito, acudo a mi joven saxo y a la música para poder encontrarme aunque sea durante un momento intangible y efímero pero real. Y todo esto me gusta, porque sé que aunque fuera llueva, nieve, haga viento o un calor horrible, mi saxofón nunca va a salir corriendo de entre mis manos (metafóricamente hablando) y aunque a veces funcione con el freno de mano echado y tenga que prestarle más atención para arrancarlo, siempre está ahí si lo necesito escuchar o tocar.
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