No cuento los días, tampoco las horas ni los minutos, hace tiempo descubrí que contarlos era algo que me deterioraba y no quería descomponerme tan pronto. Cuento las sonrisas, las lágrimas que desembocan en la mejilla, los momentos que encojen y ensanchan el corazón, las frases que enseñan, los pasos que llevan a los momentos más difíciles, los aplausos merecidos, las caricias que rozan como la brisa del viento y los amigos con los dedos de una mano.
Sólo despego los labios para embalarme e intentar no ahogarme cantando una canción de rap, para suavizar la letra de una conocida canción o para dejarme la garganta en otra con el pelo alborotado y los cuernos hacia arriba. Las demás palabras son tonterías y frases que junto en mi cabeza y sin querer se escapan entre los labios. Cuando callo estoy ausente, distraída, pensativa, seria o quizás risueña si se escapa una sonrisa a compás de un pensamiento. Soy paz por fuera y guerra por dentro. Fuera noto los rayos del sol aunque por dentro haya una tormenta. Los relámpagos son los latidos del corazón y cuando duermo mi interior está despejado, pero una vez abiertos los ojos todo empieza a funcionar y vuelve la tempestad. Dentro soy un pirata vigilando su navegación y fuera tan sólo soy una joven en un faro fundido. Sé que alguien tiene la vela que encienda éste lugar, mientras, disfruto de mis pequeñas salvaciones, entre ellas, la música, una mano amiga y un buen libro, en esta torre sobre la orilla desde dónde oigo el rumor de las olas sin necesidad de rozar el agua.
"Soy paz por fuera y guerra por dentro".
ResponderEliminarCaza de frases en acción.
B.