lunes, 10 de agosto de 2015

Dejarse llevar.

Debería darme cuenta de que el tiempo pasa irremediablemente,
y que las olas son la metáfora del tic-tac de un reloj.
Debería aprender a coger los momentos con mucha fuerza por si algún día estoy a punto de cumplir un sueño y se me escapa.
Debería ser menos cobarde y decirte lo mucho que te odio por estar tan lejos y lo que te llegaría a querer a centímetros (de mí).
Debería ser más risas con los que me abrazan de verdad y más borde con los que me intentan frenar o tirar al suelo.
Debería robar más energía positiva a esa gente maravillosa que solo sabe ser feliz y le sobra.

Algún día
tarde o temprano
pero algún día me dejaré llevar,
libre. 

jueves, 6 de agosto de 2015

Bohemia a la mar.

Voy a frenar.
Si.
Voy a frenar por un momento esta red de cosas absurdas en mi imaginación.
Basta.
No me gusta vuestro juego de hacerme creer que sois increíbles y luego encontrarme tirada en cualquier puerto sin cariño.
No me gusta que me llenéis la cabeza de ideas fascinantes y acabe navegando sola en el vacío.
No dudo de mi capacidad de haberle hecho eso a alguien alguna vez, pero basta.
No quiero que mi barco esté lleno de incertidumbre, desamor, tristeza y soledad
y si está así sin duda es mi culpa, pero también de la tripulación que ni me llena ni me hace feliz.

Ahora cojo el timón.
No me llaméis si no tenéis un plan mejor, ni si me 'echáis de menos'; llamadme cuando de verdad estéis dispuestos a llenarme la vida de risas, de forma continua y no solo cuando apetezca. Yo, responderé igual. 
La verdadera tripulación son cuatro gatos dispuestos a navegar en la tormenta más peligrosa y por supuesto a darse un chapuzón los días soleados y en calma.

Me gusta navegar sola y con buena compañía
con y sin ayuda,
aprendiendo de todo,
sin conveniencias,
libre,
buscando y (ojalá) encontrado;
me gusta naufragar
con mucho amor.

sábado, 1 de agosto de 2015

luna(res)

Ella intenta alcanzar la luna con la yema de sus dedos.
Él la espera sentado a ras del suelo, en un césped en el que habita un rayo de luna.
Ella baila desnuda, con el pelo recogido, mientras practica saltos ingeniosos que la hagan aterrizar en esa superficie blanca.
Él cierra los ojos mientras piensa como alcanzar la belleza de esas caderas en movimiento.
Ella está hipnotizada en el lunar de ese chico y él no sabe que lo único que quiere es verlo mejor desde la luna.
Es luna nueva.
Ella y él se encuentran de casualidad perdidos sin esa luz llena de vida
y sin pensarlo, sus cuerpos se entrelazan, creando historias en sus lunares bajo un cielo oscuro.
(Dibujo de @Ale_RMB)

jueves, 30 de julio de 2015

Balas.

Quiero enseñar mis fotografías a unos ojos soñadores,
mi música a unos oídos finos y cuidadores de los pequeños detalles,
mi olor personal con un toque de colonia a un olfato que reconozca mi ausencia y presencia,
mi espalda a unas manos grandes y suaves, capaces de acariciar tormentas y días en calma
y mi boca a otro paraíso o infierno donde perderse un rato.

Querer no es lo mismo que desear; lo segundo es dejarse llevar, lo primero es tener los pies en la tierra y aun así no poder resistirse a alzar el vuelo.

No sé, aprendo y sé.

No sé querer si no me siento libre.
No sé brindar por cada vez que lo consigo
(lo de ser libre digo, nada de logros)
No sé soñar con los ojos cerrados
ni sentir la música con los ojos abiertos.
No sé disculparme pero me esfuerzo en hacer que el de al lado note que mi corazón late despacio con su ausencia.
No sé llorar si no he reído antes
ni reír si no me hacen cosquillas en el corazón.
No sé dar explicaciones
pero sé ser sincera.
No sé disimular mi tristeza, agobio o alegría
pero sí los llantos y las sonrisas.
No sé escribir, pero sé coger un bolígrafo, mirar el cielo y volar.
No sé verte de cerca sin temblar
ni hablar de ti sin que me brillen los ojos (o eso dicen)

Estoy aprendiendo a olvidar cosas que nunca han pasado
y sé que no lo voy a conseguir.

(maldita o bendita imaginación)

miércoles, 29 de julio de 2015

Mar.

Todo me recuerda a ti y yo huyo.

Las olas no cesan ni en su más mínimo rumor.
Van y vienen, se chocan contra la orilla y arrastran todo hacia su interior.
No me gustan. O quizás a veces sí.
Sólo para saltar por encima de ellas cuando son grandes
y para hacer el muerto cuando están en calma.

Quizás yo sea una ola
que va con toda su fuerza hacia una espalda preciosa y sin querer se rompe en la orilla (o mejor dicho, no es capaz de girar esa espalda) y huye, huyo hacia dentro de nuevo para armarme de valor y sueños que fracasaran de nuevo en otra orilla y otra espalda.

Todo me recuerda al silencio, pero intento llenarlo de música, de mar.
(la paradoja de un náufrago en calma)

viernes, 24 de julio de 2015

Mis noches acarician los problemas mientras mi alma baila a destiempo.

Puede que nunca haya sabido llevar el compás de los días,
que la música haya sido mi mejor compañía y no la haya aprovechado bien.
Puede que actúe de menos e imagine de más.
Es cierto que acumulo recuerdos y más de la mitad son ficticios.
Pero,
¿cómo luchar contra el deseo de madrugada?
No hay manera
o
puede que un día (mejor dicho, noche) encuentre el arma que mate la confusión entre necesidad y deseo,
así podré diferenciar entre lo que (te) quiero y lo que podría llegar(te) a querer

Tan real lo escrito a lápiz que al levantar la cabeza tenga toda esa poesía ante tus ojos.