Puede que nunca haya sabido llevar el compás de los días,
que la música haya sido mi mejor compañía y no la haya aprovechado bien.
Puede que actúe de menos e imagine de más.
Es cierto que acumulo recuerdos y más de la mitad son ficticios.
Pero,
¿cómo luchar contra el deseo de madrugada?
No hay manera
o
puede que un día (mejor dicho, noche) encuentre el arma que mate la confusión entre necesidad y deseo,
así podré diferenciar entre lo que (te) quiero y lo que podría llegar(te) a querer
Tan real lo escrito a lápiz que al levantar la cabeza tenga toda esa poesía ante tus ojos.
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