Mi piel no deja de llenarse de ganas. Ganas de reír, de viajar, de improvisar, de aprender, de crear música en todos los rincones, de leer, de escribir, de recitar versos. Ganas de cruzarme con desconocidos que me regalen sonrisas amables, ganas de gritar por dentro '¡cómo estoy tan buena!' cada vez que me miro al espejo, ganas de tirar complejos al vacío, de desordenar y ordenar el armario probándome todos mis vestidos. Ganas de sorpresas, ganas de ver la silueta que nunca confundiría a mil pasos de donde estoy, ganas de ver(te)-puestas de sol-.
Ganas de enseñar a no jugar con ilusiones, porque son frágiles. Ganas que transformo en sueños que intento algún día despertar y tener entre mis manos.
Estoy en el lado oscuro de la luna, esperando un mensaje del destino para cambiarme a la forma de sonrisa que tiene en su estado creciente y por fin, coger todas las ganas y saltar.
domingo, 19 de abril de 2015
La piel se llena de ganas y el destino aún sin llegar.
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